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La planificación del costo se lleva a cabo por áreas de responsabilidad, procesos productivos y dentro de ellas se desagrega precisamente hasta el nivel de centro de costos.

Un centro de costos, es considerado como la unidad mínima de recopilación de valores involucrados en los diferentes procesos productivos, pueden ser clasificados en directos e indirectos.

Los centros de costos directos, son aquéllos en los que se registran los gastos relacionados directamente con el producto.

Por su parte, los centros de costos indirectos son aquéllos en los que se registran gastos que por sus características no pueden ser identificados directamente con el producto.

Los valores que se registran en los centros de costos indirectos se pueden clasificar en dos tipos: costos indirectos que se generan a nivel de la institución (generales) y aquellos que se originan a nivel de cada área productiva.

Los costos indirectos generales son aquellos que se controlan por las áreas no productivas y tienen incidencia común sobre todas las áreas productivas. Entre ellos pueden citarse los gastos de administración, mantenimiento y control de la calidad.

Estos valores se distribuyen de forma inmediata entre los centros de costos directos, sin pasar por aquellos que agrupan los gastos indirectos propios, de manera tal que se evite una innecesaria doble distribución para llevarlos a los centros de costos directos.

Los costos indirectos generales se llevan por redistribución o prorrateo a los centros de costos directos de todas las áreas que reciben servicios. En el caso específico de los gastos de dirección de la organización, éstos se distribuyen entre los centros de costos directos.

Los costos indirectos propios controlan las áreas productivas, que se cargan a centros de costos indirectos identificados con ellas, con el fin de evitar su distribución entre áreas que no guarden relación con esos gastos y ganar así en precisión en el cálculo del costo.

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